Chupave: por una vida sin coca
En el departamento del Vichada, en el municipio de Cumaribo, en lo profundo de sus tierras, donde la sabana y la selva se unen, hay un pequeño y olvidado pueblo llamado Chupave. A lo largo de su historia, su gente se ha visto amenazada por la muerte y la ilegalidad que conlleva la producción de la hoja de coca. Rutas del Conflicto, un medio periodístico independiente universitario, se dio a la tarea de investigar en Cumaribo.
En los años ochenta, según la investigación de Rutas del Conflicto, a Cumarimo, “la coca atrajo a miles de colonos a esta inspección… y su cultivo les brindó estabilidad económica durante los siguientes 20 años” , sin embargo a raíz de la explotación de esta hoja, la ola de violencia aumentó, y los diferentes grupos armados dejaron huellas que aún persisten en este territorio, “como el uso de pasta base de coca como moneda”.
A partir de la erradicación y los acuerdos de paz, el equipo de Rutas encontró que “sin el dinero del cultivo ilícito, se han develado carencias de infraestructura, movilidad, salud y educación…”. Hoy, Chupave es un pueblo abandonado por el Estado y como o afirma el grupo de trabajo, “la única presencia que han tenido por parte de este ha sido las fuerzas armadas”
Aunque los tiempos en los que la coca reinaba han pasado, en la actualidad la intranquilidad de la comunidad aumenta, puesto que aún existen “grupos criminales posdesmovilización paramilitar delinquiendo en el Vichada” y las autoridades regionales alertan sobre una posible amenaza de la llegada de la guerrilla del ELN al departamento.
Esta es la segunda entrega de una investigación realizada en el departamento de Vichada, una investigación, ganadora del segundo lugar del Premio ¡Investiga! 2017, que se preocupa en reconstruir la historia de la zona y así combatir el estigma que los pobladores han enfrentado desde que la inspección fue declarada como parte del "triángulo negro" de la coca en el país. El develar de la memoria local es también una contribución para la materialización y divulgación de la historia regional como una herramienta de no repetición.
Este reportaje, a cargo de los periodistas Juan Pablo Gómez, Fernanda Barbosa, y Alejandro Ballesteros, abre con la voz de Lina María Rueda, una pastora misionera y auxiliar de enfermería, que busca ayuda para el puesto médico de Chupave, una de los muchas falencias del recóndito pueblo.
Chupave, por una vida sin coca, se ha apuntado a un nuevo programa de sustitución de cultivos con cacao, sin embargo la desconfianza de la población es persistente, ya que han pasado por una serie de intentos fallidos. La investigación está dividida en cuatro apartados: Una economía persistente, Una nueva salida: el Cacao, un rally por la sabana y un macondo cocalero.
En el apartado, 'Una economía persistente', el equipo de Rutas del Conflicto, relata la problemática económica para la comercialización de cualquier producto en Chupave. Explica cómo para el campesino que cultiva la planta y vive de ella, es un sustento promedio, que le impide siquiera llegar al salario mínimo colombiano, a partir de estos y otros factores que influyen en la supervivencia del campesino.
A finales del año pasado (2016) “cultivadores y representantes del gobierno firmaron un acuerdo que llamaron Pacto de Erradicación Voluntaria”, convirtiendo en una nueva salida: el Cacao, con ciertas pautas y acuerdos que, al parecer, será el nuevo sustento agrario y económico del pueblo. Un rally por la sabana, el largo viaje que toda persona que quiera llegar a Chupave necesita hacer, la travesía apenas comienza con una trocha y una historia de masacres a manos de paramilitares.
En el último apartado del primer capítulo, 'Un macondo cocalero marcado por la guerra', se hace un recorrido histórico a partir de las voces de los pobladores y de las víctimas que cuenta con una colección fotográfica y multimedial que sustenta las vivencias de los Chupaveños, quienes, a lo largo de su corta historia, han sido un pueblo que de una forma muy especial se resiste a morir en el olvido.
Consejo de Redacción tuvo la oportunidad de hablar con el equipo de Rutas del Conflicto, periodistas universitarios, ganadores del segundo puesto del Premio ¡Investiga! 2017, quienes nos contaron sobre el desarrollo de la investigación, los retos en este territorio y el uso de los recursos que aportan a la investigación.
¿Qué estrategias periodísticas usaron para el desarrollo de la investigación de Chupave?
Aunque antes de llegar a Chupave sabíamos que la región estaba sumida en necesidades que la economía de la coca había dejado de satisfacer, en verdad no dimensionamos cuán grave era la situación hasta que llegamos. Así que al encontrarnos con esta realidad desconocida, completamente desarticulada de la institucionalidad, donde la pasta de coca funcionaba como moneda y aún eran visibles las profundas huellas que dejaron las últimas olas de violencia que azotaron a la inspección, decidimos encontrar, durante nuestra corta estadía, a aquellas personas claves dentro de la comunidad, que con sus recuerdos pudieran construir una radiografía del pueblo.
Nos concentramos en tejer una historia del pueblo que tuviera como columna vertebral los testimonios de sus habitantes. Adicionalmente, nos basamos en fuentes documentales, previamente consultadas por Rutas del Conflicto, para contextualizar al lector sobre la historia de la violencia en la zona y el acuerdo de erradicación voluntaria de cultivos que los campesinos pactaron para comenzar de nuevo y dejar la coca en el pasado.
Al encontrarnos con una serie de denuncias contra miembros del Ejército, tuvimos que ponernos en contacto con ellos para contrastar la información. Aunque esto no fue posible, porque, como está consignado en el especial, no quisieron respondernos.
¿Cómo publicar una historia como 'Chupave: una vida sin coca' en las plataformas virtuales y que tenga una buena acogida?
La narración periodística a través de plataformas multimedia sigue siendo un campo de experimentación. Más allá de fórmulas efectistas, considero que lo más importante es preguntarse uno cómo quisiera navegar por el reportaje.
El uso de una herramienta multimedia debería estar supeditado a la necesidad narrativa de la pieza, y no al contrario. Hay contenidos que por sus particularidades quedan mejor en texto, en video, en una infografía interactiva, un mapa o un podcast, y está en la pericia del equipo interdisciplinar, compuesto por reporteros, diseñadores y desarrolladores, identificar la idoneidad del formato en cada caso.
Es importante, además, que la narración sea dinámica, pues, si bien el especial está compuesto por diferentes piezas multimedia, es necesario que la experiencia del usuario mientras recorre el sitio le sugiriera que todas estas piezas, en conjunto, le están contando una sola historia.
En el caso de esta investigación, la presentación del contenido se realizó yuxtaponiendo el uso de elementos multimedia, en tonos tanto descriptivos como narrativos. También se usó una infografía que enseña una tabla de productos y sus precios en gramos de base de coca. El sitio web fue construido con lenguajes HTML, CSS, PHP y JavaScript.
Para esta historia las voces de las fuentes son importantes, ¿cómo lograr esa armonía entre el resultado audiovisual y el trabajo de reportería?
Esa decisión está antecedida por la revisión de la reportería y de la visualización del material audiovisual que se logró documentar. Cuando has revisado y organizado con cuidado el material disponible, te haces una idea del objetivo que tendrá tu publicación, de qué quieres contar para lograrlo y del cómo lo harás. Lo ideal es que la narración final de cuenta de este proceso consciente, independientemente de si los formatos utilizados son textos, piezas audiovisuales o herramientas interactivas. En este caso usamos video porque queríamos que la gente se sintiera allí, hablando con los sobrevivientes del pueblo que nos están contando su propia historia.
¿Cuáles fueron los principales desafíos que afrontó el equipo para contar historias desde diferentes ángulos?
Aparte de la respuesta negativa del Ejército para responder a nuestras preguntas, en lo que tiene que ver con fuentes no tuvimos mayores inconvenientes. La principal dificultad de este ejercicio de investigación tuvo que ver más con la dificultad de transportarse hasta Chupave, un viaje que nos tomó más de mediodía desde el casco urbano de Cumaribo, Vichada, recorriendo cientos de kilómetros por trochas en muy mal estado y un planchón sobre el río Vichada.
¿Qué recomendaciones les darían a los medios jóvenes que quieren hacer periodismo de investigación en el país?
Les diría que aunque a veces pareciera que nuestro oficio está en vía de extinción, que no se sientan como bichos raros, ¡porque los necesitamos mucho! Les diría que por favor confíen en sus habilidades como investigadores, que el buen periodismo se hace así, con el tiempo que demanda la investigación. Les diría que tengan paciencia porque el olfato se construye con el tiempo y las mejores historias se cocinan a fuego lento.
Por último, les diría que confíen en sí mismos al momento de proponer temas en sus salas de redacción y que siempre cuenten las historias que ellos y ellas quieren y se mueren de las ganas por contar.
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