¿Cómo hacer crónica sobre conflictos socioambientales?: La ruta voraz del aguasal
La crónica es un formato poco explorado en historias que tratan conflictos socioambientales. Poner el dato y las afectaciones a veces se convierten en la prioridad para algunos periodistas que dejan de lado el rostro protagonista. Hablamos Sara Zuluaga, quien escribió ‘La ruta voraz del aguasal’, una crónica sobre la preservación de las tortugas marinas y de los ecosistemas en Islas del Rosario.
Aunque para muchos es familiar la palabra y la imagen de las tortugas, no todos saben que los metales pesados que terminan en el mar tienden a bioacumularse en el cuerpo de las tortugas marinas y que ellas eliminan ciertas cantidades de estos metales en sus lágrimas. También las personas desconocen que más allá de la turística playa de Barú, la comunidad busca conservar su ecosistemas y que hasta existe un grupo de personas que estudia y trabaja para conservar a las tortugas en la isla.
En ‘La ruta voraz del aguasal: una crónica sobre las lágrimas de las tortugas marinas’ los lectores no solo descubren estos tres hechos, sino que leen una interesante narración, en primera persona, de un viaje al mar, un encuentro con las tortugas y muchas charlas que revelan la lucha de los habitantes de Islas del Rosario por conservar lo que es suyo, preservar su ecosistema.
—Cuando yo estaba niño todo esto brillaba de plancton, brillaba uf… y nos subíamos encima de las tortugas porque crecían mucho.
—¿Cuánto?
—Como un camping abierto, digamos como dos metros redondos.
—¿Y cómo se subían a ellas?
—Cuando llegaban a la playa nos escondíamos en el mangle, antes de que estuvieran estas casas por acá esto era puro mangle, y entonces les tirábamos un puñado grande de arena, tendríamos como diez años, póngale, y ella fuf se escondía en el caparazón y se quedaba quieta, entonces ahí salíamos y nos subíamos, y ellas corrían hacia el mar. Corren muy rápido: en el agua son como tres veces más rápidas que una lancha Y cuando sienten un peso encima no se hunden, entonces nos íbamos ahí sobre ellas y el aleteo alumbraba todo esto alrededor, muy bonito, y cuando empezábamos a ver la playa lejos nos soltábamos y nadábamos para volver.
Extraído del texto.
Explorar el formato crónica en temas de periodismo ambiental y conflictos socioambientales no es una práctica recurrente en estas historias, que sin la reportería suficiente, tienen más datos y papers que historias y rostros, por eso hablamos con Sara Zuluaga, periodista de esta nota, quien nos comentó cómo fue realizarla y cuáles son los retos de hacer periodismo narrativo en Colombia:
¿Cómo diste con el tema?, y ¿cuál fue el criterio para ligar y decidir contar las tres historias que se narran en ‘La ruta voraz del aguasal: una crónica sobre las lágrimas de las tortugas marinas’?
Fue un poco extraño al principio. Estaba revisando mi Instagram cuando vi que uno de mis contactos hizo un video explicando el artículo científico que cito en la historia. Me pareció muy poderoso porque no tenía ni idea de eso y hablé con varias personas que saben del tema y también me dijeron que no lo conocían. Lo que uno creería es que expulsan estos metales de otras maneras. Sin embargo, el nivel de contaminación acá es tan grande que las tortugas, y el mismo cuerpo, buscan la forma de hacerlo.
En la medida en que estaba haciendo el curso con CdR empecé a hablar y a buscar fuentes. Me contacté con Diego (lee esta historia para conocer el trabajo de Diego), pero fue difícil la comunicación y esto hacía más complicado mi trabajo porque él era mi enlace con la comunidad. El día en que viajé logré hablar con él y me contactó con tres personas.
Empecé a moverme mucho estando en terreno y gracias a un montón de coincidencias tremendas, llegué a varios relatos con las personas que menos creía. El ayudante del hostal en el que me estaba hospedando, el recomendado de otra fuente y así di con todas las versiones.
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Cuando terminé la reportería estaba muy confundida. Tenía el artículo por el que había decidido empezar la investigación, pero no tenía a los científicos que estaban midiendo los contaminantes en las lágrimas de las tortugas y sí tenía toda la historia que hablaba de los esfuerzos de la comunidad por conservar su territorio.
Al final lo que hice fue más una búsqueda narrativa que otra cosa. Me centré en hacer un paralelo entre la comunidad y la situación de las tortugas, porque a ellos también les están llegando las basuras de otros lugares (como a las tortugas los contaminantes) y mientras ellos hacen jornadas de limpieza las tortugas los expulsan en sus lágrimas.
¿Cómo fue hacer reportería en un sitio tan asociado al turismo, y lograr mostrar en el relato otra realidad?
Yo iba, y esto es muy importante para mí en reportería, con 0 ideas sobre el lugar. Sabía que la isla era lujosa. De hecho, cuando le decía a mis conocidos que iba a hacer esa reportería me miraban con cara como de que iba a estar en un Decámeron.
Llegué sin ninguna idea preconcebida y cuando empezamos a llegar en la moto nos hicieron un retén militar miedoso. Sin embargo, seguí hasta llegar al pueblo. Una vez ahí te das cuenta que es una cosa totalmente diferente, nadie va al pueblo y este lugar es muy tranquilo, mágico.
Salí a pescar con una de mis fuentes y el cielo estaba muy nublado. Yo estaba muy asustada. Le pregunté por el clima y me respondió: “el cielo se pone así siempre en Barú cuando muere alguien joven”. Llegamos y en la carretera vimos el funeral de un muchacho del pueblo había muerto en un accidente. Es un lugar supremamente místico en el que todo te lo curan con que aprietes una moneda u otros remedios.
Frente al tema periodístico me parece súper valioso y es que muchas veces creemos que en estos lugares no hay historia, porque están con esa capa gigante de turismo, de fotos de Instagram y lujos, y creemos que no hay nada más que hacer allá, pero pueden haber partes que uno ni siquiera conozca y claramente hay historias porque en todas partes hay historias.
Desde tu experiencia ¿Cómo ha sido hacer periodismo narrativo enfocado en temas sobre medioambiente?
Es muy difícil, empezando porque no hay casi referentes. Aunque es irresponsable de mi parte porque no me he dado a la tarea de buscar, puedo nombrar tres historias de periodismo narrativo que tocan el tema de medioambiente y dos de esas son las que nos mostraron en el curso de CdR. Las referencias son pocas porque es un tema que se presta para contrastar datos y para hablar de hacer un llamado a cuidar.
Entonces las notas del tema terminan contando una historia muy chiquita y un significativo llamado a la acción. Y acá te hablo como lectora y es que me parece que falta explorar lo complejo que es porque va más allá que decir “cuídalo”, es escribir: en Barú no dicen que los nidos de las tortugas están en la playa porque se los quitan y se quedan sin el turismo que es lo que permite que la comunidad pueda comer.
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Hay una cosa que siempre he querido hacer con la historia de un animal y es que no se relacione con el ser humano. Eso es otra cosa de este tipo de periodismo, que todas las publicaciones las relacionamos con el humano, siempre partiendo de nosotros como si fuéramos lo más importante. Y entonces mi pregunta ¿porque todo lo relacionado con el medioambiente tiene que estar mediado por el ser humano? Creo que es una postura egoísta y antropocéntrica.
Infografía extraída de la investigación.
El estilo de periodismo que has hecho por varios años es el periodismo narrativo, entonces de esto cuéntanos ¿Cómo es hacer periodismo narrativo en Colombia?
Sí, es muy difícil. No voy a decir que ha sido fácil porque de hecho considero que la parte económica es una situación compleja a menos que quién te respalde. Desde la universidad me gustó mucho escribir crónica y tuve la oportunidad de publicar en algunos lugares. Desde muy iniciada la carrera ya lo tenía claro y por eso hice la práctica en Universo Centro.
A partir de ahí me conecté con otros medios nacionales para trabajar como freelance. Mi trabajo en el medio me obligó a hacer un rastreo del pago que hacen los medios de comunicación por sus textos. Descubrí que en unos lugares pagan muchísimo mejor que otros y que son mucho más justos. Finalmente, lo que me funcionó fue casarme con tres medios que consideré era justos con los pagos, equilibrados y con editores maravillosos.
Pienso que sí se puede vivir de ser freelance. Es difícil, pero si uno quiere apostarle a la forma y no solo al qué sino al cómo de las historias, ya sea de la forma escrita o con otros formatos, se puede. Yo lo logré.
Cuéntanos un poco sobre tu experiencia al ser parte del proyecto en Clave Verde de Consejo de Redacción.
Aunque ya había hecho historias sobre el tema nunca está demás seguir aprendiendo y creo que es una cosa perjudicial pararnos frente a un curso para decir no voy a recibirlo porque sé del tema. Yo creo que aunque conozco un poco del tema no voy a negarme a ampliar mucho más mi espectro.
Uno de los módulos me abrió los ojos y fue súper poderoso para mí. Lo terminé con ganas de escribir y creo que los cursos son para eso, no solo para darte herramientas sino para mostrarte otras miradas, de otros lados, otros problemas que de pronto uno no tienen en su territorio y que de esa forma puede comprender.
*‘La ruta voraz del aguasal: una crónica sobre las lágrimas de las tortugas marinas’ fue una de las historias seleccionadas para recibir apoyo financiero y editorial de CdR en el marco del curso virtual Periodismo En Clave Verde. Consulta acá las otras historias del especial y lee la crónica completa.
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