Conoce la investigación: 'Barras bravas: dentro y fuera del estadio'
La investigación fue galardonada en el Premio Alfonso Bonilla Aragón en la categoría periodismo universitario.
Esta historia fue realizada por Johana Castillo Muñoz, coordinadora de la Unidad de Medios (Unimedios) y del Periódico Utópicos, y por José Julián Mena Rivera, jefe de prensa de la Personería Municipal de Yumbo.
El trabajo fue desarrollado bajo el proyecto ‘Jóvenes que cuentan la paz’, en el marco de la iniciativa Periodismo sensible al conflicto y la paz. Olga Behar y Nathalia Salamanca fueron acompañantes de este proceso creativo y realizaron un gran aporte con su asesoría editorial.
Johana Castillo comentó la motivación que tuvieron para realizar el trabajo: “Nos pareció muy interesante la historia de cómo contarles a todas las personas que podemos, que sí se está logrando la paz en Colombia. Desde ahí dijimos que es importante que la gente conozca que existen proyectos y que están dentro de los centros de formación, que son una comunidad tan olvidada y más de adolescentes infractores, que si se está haciendo la paz desde ahí adentro por qué no hacer la paz en Colombia, ese tema fue el que nos motivó”.
Investigación destacada
En la investigación se fusiona el fútbol, las barras bravas y la historia de adolescentes infractores recluidos en el Centro de Formación Juvenil El Buen Pastor. Mientras se va narrando la historia de un partido de futbol, los autores mezclan la vida de los jóvenes antes de ser recluidos, representando analógicamente cómo viven dentro de la institución y las acciones que los llevaron a estar bajo las rejas.
Conoce los perfiles de los jóvenes que aparecen en la historia:
Yeye: Tiene 18 años y aunque le gusta el fútbol dice que no está para ‘barras bravas’; ama la música, compone letras para liberar la mente. Hace dos años está en El Buen Pastor, donde es peluquero.
El caleño: Con tan solo 18 años, Steven ya cuenta con un gran recorrido en el Buen Pastor. Su amor por el Deportivo Cali es infinito. Está recluido en la institución desde hace un año, allí trata de olvidar todo lo que hizo en la calle.
Juan, ‘el Americano’: Su cuerpo es un lienzo, los tatuajes son su principal característica. En él se reflejan treinta dibujos, tres de ellos en honor a su equipo, el América de Cali. Es ‘el Americano’. Se sabe todos los cánticos de su equipo y como barrista ha pasado por diferentes ciudades alentando a su onceno del ama.
“Acá uno aprende, esto no es como en la calle que uno peleaba por una camiseta, eso ha cambiado”, enfatiza Steven. Antes, en la calle, no se podían ni ver. Ambos forman parte de una estadística según la cual, el crecimiento anual de las pandillas en Cali es del 20%, generando sensación de inseguridad en la sociedad. Así lo aseguró el magistrado Wilson Ruiz de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, durante una asamblea de convivencia que se desarrolló hace un año en Cali.
¿Se puede lograr el orden con balón, silbatos y tarjeta penal?
Con un juego limpio entre los infractores/líderes de las barras bravas en Cali empieza el partido de fútbol en el Buen Pastor de Bogotá, cada uno con su posición en la cancha y representando a su equipo.
En medio del partido se escucha el rapeo de Yeye, sentado en las bancas detrás de uno de los arcos:
“Reprochan a los presos porque cometemos errores
O nos tiran porque queremos ser uno de los mejores
En la música, en el canto o en la cancha
Cuando jugamos, o cuando alentamos”.
Aunque tratan de controlarse frente a los demás barristas, el amor por sus equipos es inevitable y después de finalizar algún partido, las disputas entre bandas de diferentes equipos son permanentes dentro de la institución. “Cuando uno pilla perder su equipo, uno siente la presión, se siente humillado; ¿cómo vamos a perder? y el otro equipo alentando y sacándole canciones a uno, uno se estresa, ¡vamos a enfrentarnos contra ellos!, a ver qué es lo que tanto hablan, uno lo hace para subirse el ánimo y el orgullo”, explica Steven.
Los talleres y pactos de convivencia sinónimo de amistad
En el Buen Pastor diariamente se realizan talleres y pactos de convivencia para que los reclusos aprendan a respetarse y valorarse entre sí. Gracias a estas actividades Juan, Steven y Yeye han logrado una buena amistad. “La actitud les favorece mucho, el trabajo en equipo con compañeros en común, con la familia, es clave en el proceso; además, los jóvenes como Steven y Juan son muy calmados y se prestan para trabajar con ellos”, cuenta Deisy Pinto, psicóloga de la institución.
Los tres jóvenes han construido una amistad fuerte entre ellos. El trabajo de las psicólogas y trabajadoras sociales de la institución fue clave para fortalecer la amistad de los reclusos que anteriormente se llamaban enemigos.
No siempre las actividades ayudan a crear amistad o tolerancia entre los barristas. “Hay veces uno sigue con la rivalidad porque uno de pronto se lo va a encontrar y el man lo tropelea [le busca pelea] y uno también va a responder; pero con otros la rivalidad no existe aunque uno sabe que él cumple con el pacto y al final uno es consciente que él es americano y yo caleño, igual seguiremos siendo amigos”, agrega Steven.
Todo es posible…
La reflexión de la investigación se centra en lograr que los jóvenes aprendan a vivir en paz, modificando sus costumbres y construyendo un mejor futuro. Que mejor ejemplo, que el de Steven, Juan y Yeye que reconstruyeron su estilo de vida, dejaron a un lado el orgullo y empezaron desde cero. “Este tema es de gran importancia ya que desde el periodismo y más desde el periodismo universitario joven, podríamos motivar a la población a que exista un cambio social con una investigación y que la gente se dé cuenta de la realidad que está viviendo el país”, concluyó la autora de la historia.
Conoce la investigación completa aquí.
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