El espíritu de los indígenas nasa sana el territorio
Edilma Prada, asociada CdR y periodista especializada en cultura y paz, junto a Marie Lena Hutfils, estudiante de maestría de Ciencias Políticas, recorrieron Toribío (Cauca) para construir una historia con enfoque diferencial. Esta historia hace parte del proyecto ‘Punto de Giro: Colombia después del acuerdo de Paz’.
En la investigación se presenta el antes y el después de los indígenas Nasa en Toribío. Las periodistas inician la historia contextualizando y abordan la temática desde las secuelas que dejó la guerra en el territorio, al mando de los grupos armados revolucionarios del país (especialmente la guerrilla de las FARC). Se expone el cambio que ha tenido el territorio después de la guerra, resaltado a la cultura indígena en el proceso de armonizar y sanar un territorio atemorizado.
Los valores supremos de los Nasa son la resistencia y su unidad como pueblo
Los indígenas nunca perdieron la esperanza y siempre se mantuvieron unidos a pesar de la violencia que ocurría a su alrededor. Las mujeres resistieron el conflicto tejiendo, mientras los hombres se organizaron para proteger el territorio. “Porque a nosotros nos tocó unas partes que no podíamos ni siquiera salir. Nos tocaba ponernos a tejer (…) como uno no podía andar en las calles, ni en un trabajo que estes sembrando, al no poder uno estar ahí, pues tocaba encerrarse en las casas, tejer la fuerza que coja valor, que tengamos una posición de un corazón fuerte (…) con el tejido se puede llegar a muchos espacios, conexión con lo que observamos en la tierra e igualmente observamos en la parte astral. Eso ayuda mucho a uno a concentrar y limpiar la conciencia que uno pueda tener mal, los rencores que uno pueda tener uno logra sacarlos” , explica una mujer de la comunidad indígena en fragmento de video.
En el 2001, los indígenas crearon la ‘guardia’, un grupo de indígenas de diferentes edades que luchaban con bastones de madera de chonta-arbol para defender a su gente y a la madre tierra.
Rituales para armonizar y sanar el territorio
Los indígenas no olvidan sus saberes ancestrales y aún los mantienen vivos. Con el fin de curar las heridas que dejó la guerra, los mayores de los Nasa están armonizando cada uno de los territorios por los que pasó la violencia y derrumbó su cosmología. Con plantas ancestrales de la región de Cauca recorren los sitios que ellos llaman sagrados. Con rituales que aprendieron de sus ancestros borran esas enormes huellas que dejó el conflicto armado en el territorio
“La resistencia es lo que estamos haciendo, armonizar el territorio (…) es dar fuerza a los espíritu mayores, a los que ya no están, nosotros le pedimos ese esfuerzo a ellos porque desde ellos viene toda la fuerza espiritual. (…) dicen que es muy difícil perdonar, pero si nos sentamos al lado de una quebrada, de un río, nos sentamos en familia, estamos brindando armonía y paz para todos” , expresa indígena, en fragmento de video.
¿Qué se respira en el nuevo Toribío?
Hace dos años no se han presentado ataques violentos en Toribío, gracias a las negociaciones de paz, entre el Gobierno colombiano y las FARC. En el territorio se respira un nuevo aire de tranquilidad y armonía, incluso los comerciantes y agrícolas retomaron las actividades que algún día dejaron de hacer por temor.
Actualmente, los indígenas transitan libremente por su territorio y desarrollan sus asambleas comunitarias sin restricción alguna. Además, esperan limpiar las secuelas que dejó la guerra y reconstruir el daño que se le ocasionó a la madre tierra. Los indígenas solo esperan volver a vivir como antes, libres, acompañados de su familia y sus tradiciones.
La comunidad Nasa junto con el Estado desarrollan un plan integral de reparación colectiva con un enfoque espiritual, comunitario y cultural que busca la recuperación de valores ancestrales como la medicina tradicional, la lengua Nasa Yuwe y los rituales que se debilitaron en el marco del conflicto.
Edilma Prada, asociada CdR, resaltó las herramientas que sobresalieron en la construcción de la investigación.
¿Qué los motivó a narrar esta historia?
El interés de narrar una historia desde una mirada con un enfoque diferencial, eso nos lo permitió la comunidad indígena Nasa en Toribío, pueblo considerado uno de los más golpeados durante el conflicto armado interno en Colombia. Más que contar lo que vivió Toribío, nuestro reto como periodistas era reconocer en la narrativa cómo las costumbres y la cosmovisión de esta etnia ayudan en la sanación de tantos años de dolor.
¿Cómo deben ser contadas este tipo de historias en Colombia?
Un punto clave que nos ayudó a entender los entrenadores alemanes fue el de mostrar en los vídeos y en toda la narrativa del reportaje, los silencios y la tranquilidad que en sí representan a los indígenas, en los vídeos realizados para la historia, eso quedó muy marcado.
¿Cuál fue el mayor reto que tuvieron durante la construcción de la historia?
Llegar a una comprensión del tema con mi colega alemana, Marie Lena Hutfils, y por supuesto la definición conjunta de la narrativa, el enfoque, las imágenes, etc. de la historia. Sin duda alguna el viaje Toribío fue muy importante porque nos ayudó a entender el momento que estaba viviendo Toribío y su comunidad, luego de la firma de los acuerdos de paz.
¿Cómo describiría la experiencia de trabajar con periodistas extranjeros?
Una experiencia con aprendizajes muy profundos. El compartir con colegas extranjeros, entendernos, abordar la historia con enfoques diversos, la técnica del storytelling y escuchar otros puntos de vista fue muy interesante. Trabajar con Marie Lena fue clave, también porque ella se planteaba otras preguntas y reflexiones que desde lo nacional a veces perdemos de vista, eso también lo valoramos mucho en la construcción de este producto.
Lee la investigación completa aquí.
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