La línea amarilla: defendiendo la naturaleza colombiana
Este documental, realizado por la Agencia Prensa Rural, con el apoyo de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra y otras organizaciones, recoge los esfuerzos y el trabajo de una comunidad campesina organizada, que desde 1993, se unió para proteger una vasta extensión de más de 70.000 hectáreas, en la zona de reserva campesina del Valle del Río Cimitarra, conocida como la ‘Línea Amarilla’, constituida por selva virgen y humedales, al sur de Bolívar.
Serranía de San Lucas. (Foto: Bibiana Ramírez)
Desarrollado desde 4 perspectivas: memoria, biodiversidad, amenazas y apuesta, el documental abarca una mirada completa a este proyecto de acción comunitaria, para la preservación y conservación de esta zona, que comprende la Serranía de San Lucas y los humedales del Magdalena medio, entre Antioquia y Bolívar. En ella se resguardan más de 500 especies endémicas de flora y fauna, muchas de ellas en peligro de extinción, importantes recursos y reservas hídricas para la región y el país y una biodiversidad única, que le da a estos territorios una importancia fundamental por su singularidad biológica y la riqueza de sus recursos naturales.
El documental utiliza imágenes de alto impacto, que muestran la extraordinaria biodiversidad existente y la belleza de los paisajes de la zona, apoyándose en las intervenciones de dirigentes y miembros de estas comunidades, como Carlos Martínez y Gilberto Guerra, ambos fundadores de ACVC, junto a antropólogos y ambientalistas, quienes explican cómo ha sido el proceso de creación y conservación de la zona protegida de la Línea Amarilla, hasta hoy.
En los primeros 10 minutos se desarrolla el segmento de “memoria”, donde se explica el por qué de la creación de esta línea amarilla, una decisión tomada por las mismas asambleas agrarias, juntas de acción comunales y comités ambientales de la zona, que, ante la riqueza natural y mineral existente, que atrajo un gran número de campesinos desplazados de sus zonas de origen, la presencia del conflicto armado y los cultivos ilícitos de coca, decidieron que debía haber un límite de hasta dónde llegaría la colonización, para proteger la selva virgen y los humedales. La participación de toda la comunidad en esta decisión, le da una figura legítima a esta reserva.
“Es una zona de reconocida importancia por sus valores de biodiversidad, por ser única, pues junta la biótica de los Andes pero también elementos centroamericanos que la hacen una zona muy especial”.
Óscar Orrego. Coordinador Ambiental. Fondo Acción.
Continuando, se enfoca en el segmento de “biodiversidad”: gracias a un registro visual realizado con cámaras trampas y seguimiento de huellas, se logró captar una gran diversidad de especies de plantas, animales y la existencia de importantes y múltiples recursos hídricos, fundamentales no sólo para el mantenimiento de las ciénagas de Cantagallo y Yondó sino de importancia vital para el futuro de la humanidad.
Este importante registro de la fauna y flora se logró a través de un trabajo mancomunado entre la comunidad, los científicos y las instituciones, que unió a la Asociación Campesina, con el Fondo de Acción, a través del programa Conserva Colombia, organizado por la ONG ambiental internacional TNC. Juntos realizaron 2 importantes jornadas de caracterización biológica entre el 2015 y el 2016. Los resultados demuestran la multiplicidad de especies concentradas en la zona.
El problema radica en que esta zona, carece de una figura de protección y ese es justamente el objetivo de la Asociación Campesina, que busca blindar jurídica y administrativamente toda la zona, para poder protegerla y conservarla. La ausencia de esta figura jurídica que defienda estos espacios naturales, se constituye en un riesgo para su conservación.
La explotación petrolera, la tala indiscriminada y la implementación de la ganadería intensiva, son una grave amenaza para estos territorios asentados sobre grandes riquezas minerales de oro y petróleo. De estos peligros que hoy enfrenta esta reserva trata el segmento “amenazas”, un claro llamado de atención para que no se permita la destrucción de este patrimonio natural que resguarda este delicado ecosistema.
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Con la firma del acuerdo de paz y la salida de los grupos armados de la zona, los dueños de concesiones y multinacionales, se ven interesados en explotar las riquezas que allí se encuentran, por lo que se hace ineludible que se busque proteger estos territorios, sus recursos hídricos y su biodiversidad, de una manera inmediata.
Es por esto que en el siguiente y último segmento: “apuesta”, se muestran los esfuerzos que están realizando diferentes grupos, con este objetivo, presentando diferentes propuestas, no solo para que se siga protegiendo esta zona natural estratégica, sino también, para poder replicarla en otras regiones del país y así poder garantizar la explotación responsable de los recursos naturales, respetando el medio ambiente.
Actualmente se ve con optimismo el acercamiento entre la comunidad y la institucionalidad. El acuerdo de paz ha posibilitado el resurgimiento de las propuestas de protección ambiental de la Asociación Campesina, que fueron autónomas por mucho tiempo debido al abandono estatal. Pero hoy en día se están dando las condiciones necesarias para que se dé un diálogo, del cual surja un escenario de bienestar social que incluya la conservación.
El documental gana peso con la importante participación de Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales, quien en sus declaraciones apunta a un diálogo concertado con la Asociación Campesina, para establecer la figura o las figuras que permitan preservar y conservar la zona, y que también impliquen un mejoramiento de las condiciones de vida de sus pobladores.
Gracias a la organización de la Asociación Campesina, se ha logrado un gran trabajo de protección y conservación, pero el objetivo es formalizar los acuerdos comunitarios de conservación e implementar una dinámica de producción sostenible, ligada a un proceso de producción alternativo al modelo de economía de extracción.
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El trabajo restante es definir las figuras con las cuales se protegerá esta zona de la Línea Amarilla, si se convertirá en un Parque Natural Nacional, o qué otra figura podrá adoptar que beneficie a sus pobladores, pero manteniendo la defensa y protección de este gran ecosistema, único en el mundo.
Algo que sí queda muy claro, es que cualquier figura o solución que se encuentre, tendrá que ser consensuada a través de una planificación participativa con todas las comunidades.
Cualquier declaración que defina la figura que habrá de tomar este gran territorio, deberá respetar esta zona protegida que constituye un pulmón para el planeta y una fuente hídrica fundamental para la vida actual y de las las futuras generaciones.
A continuación puedes ver el documental:
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