Una historia de reconciliación y lucha en los Montes de María
Durante el conflicto colombiano, los campesinos estuvieron en el centro de la disputa entre los grupos armados ilegales: o eran guerrilleros o eran paramilitares. “Esta tierra es mía” narra la lucha de cinco personas que no abandonaron sus hogares y decidieron hacerle resistencia al conflicto.
Entre la guerrilla y los paramilitares tuvieron que vivir, por muchos años, los habitantes de los Montes de María, una subregión del caribe colombiano compuesta por 15 municipios de los departamentos de Sucre y Bolívar. La ausencia del estado intensificaba el miedo, y así, estos grupos se convertían en la ley mientras estaban allí.
Un día era el desayuno, al otro había que hacerles mercado, y hasta avisarles si había presencia del ejército o no. “Lo que pasa es que el campesino baila al son que le toquen los grupos armados, porque ellos son los peones de esta fiesta”, así lo narra en el reportaje Angelina González la seño (profesora) de Camarón, un corregimiento en los Montes de María.
“Soy desplazada: título que no lo busqué, porque no lo estudié.
Los grupos armados al margen de la ley me arrastraron al lodo en busca del poder, llevándoselo todo.”
- Composición de Angelina González.
La creó cuando solo quedaron 14 familias en Camarón, por el desplazamiento.
“Esta tierra es mía” es una serie documental que se adentra en las montañas de los Montes de María y las aguas de Nueva Venecia en la Ciénaga Grande de Santa Marta para contar, a través de cinco campesinos, el fenómeno del desplazamiento en Colombia.
“Por eso llamamos así a la serie, porque los protagonistas tienen algo en común: no abandonaron nunca su territorio, a pesar de los riesgos que estaban corriendo ellos permanecieron”, así lo comenta Tadeo Martínez, periodista de este proyecto periodístico.
“En Camarones hay una profesora que hizo resistencia tanto a la guerrilla como a los paramilitares: fue amenazada, de un lado como del otro, y sin embargo, sobrevivió”, así fue como Tadeo escuchó por primera vez la historia de Angelina, la mujer que no solo iba a darle una lección a sus estudiantes, sino también a los grupos armados ilegales.
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El trabajo periodístico fue realizado por Telecaribe teniendo como periodista a Tadeo Martínez y de director a Miguel Mendoza. Fueron dos meses de preproducción y una producción con retos de movilidad. Los cuatro camarógrafos, tuvieron que movilizarse en carro, chalupa y caballo, con sus equipos, para llegar a Camarón, el lugar en el que se grabó la primera entrega: “La lección de Angelina”.
Tadeo descubrió que en los municipios de la alta montaña de los Montes de María se había iniciado un proceso de paz con tiempos distintos a los del Gobierno. “Ellos manejaban una voluntad de paz que iba por encima de que resultara para el Estado o no. Querían reconciliarse entre ellos y acabar con las falsas creencias que tenían, donde la guerrilla y los paramilitares habían involucrando a la región en el conflicto”, dijo.
“Angelina González yo he dejado a los malos para perseguir a los buenos. Tú no eres guerrillera ni le trabajas a ningún grupo armado”, Así le dijo Enrique Banquez Martínez alias “Juancho Dique”, exjefe paramilitar, a la seño, quien en un intento por salvar su vida lo enfrentó, y cara a cara, le dijo: “yo no soy guerrillera, ni soy paramilitar”.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), en 2017 hubo 91mil 431 personas desplazadas en Colombia, para un total de 7,7 millones.
Escuchemos, en este fragmento del reportaje, a Angelina Gonzalez, quien narra un enfrenamiento verbal que sostuvo con alias Juancho Dique:
Contar estas historias representan un reto para los periodistas, quienes deben buscar la forma de no revictimizar al que narra los hechos. CdR habló con Tadeo Martínez y él contó sobre la forma en la que abordó el tema.
Lo que hice fue darle el mayor protagonismo y voz a ellos. Buscamos no involucrarnos tanto en matizar sus afirmaciones, sino en dejar que contaran la historia y que esta saliera tal y como ellos la habían vivido.
Yo creo que eso se logró porque fue una narración en el territorio de ellos, en su hábitat, con su familia, sus gallinas, sus hijos y sus vecinos, eso se logró por eso. Si los hubiéramos sacado de sus territorios se hubieran sentido incómodos y no hubieran sido ellos mismos.
La revictimización era un riesgo mínimo porque estábamos reconociéndolos a ellos en su territorio.
“Si ayer en la ciudad lloré, un recuerdo seré Camarón retorné, y no me iré más”. Angelina González.
¿Qué cambió en los Montes de María con los acuerdos de paz?
La violencia proviene de los grupos armados que utilizan los Montes de María para el tráfico de droga. Yo creo que se pueden mantener los niveles de tranquilidad que se manejan, si el Gobierno mantiene un mínimo de vigilancia y le hacen seguimiento a las alertas tempranas que se generan en los territorios.
A veces es el mismo Gobierno cree que porque se firmó una paz las cosas van a calmarse, y resulta que no. La única resistencia institucional que llegaron a tener, en cierto momento, en estos territorios, fueron las maestras de escuela.
Hoy siento que los intentos de llevar educación e infraestructura a estos territorios aporta a que se disminuya la vulnerabilidad de los campesinos frente a las propuestas de los grupos armados.
Geovaldis González, representante campesino, comenta en este fragmento del reportaje, la importancia de preservar la paz para los campesinos y todos los colombianos.
¿Cuáles son la recomendaciones de seguridad que darías para cubrir en territorios?
No existe una fórmula matemática que indique que para entrar a un territorio tengas que llevar ciertas precauciones. Con este trabajo nos pasó que en una de las jornadas de grabación, en la noche que estábamos ahí, mataron a una persona.
Nosotros terminamos de grabar el segundo documental “Todos los muertos”, recogimos todo y la gente se fue a acostar. Yo estaba en una hamaca y los otros compañeros estaban en otra casa. De un momento a otro, se armó un alboroto y nos dijeron que habían matado a una persona.
Por más que tuvimos precaución, fueron momentos de mucha tensión. Yo creo que la precaución elemental es saber qué preguntas, a quién le preguntas, aprender a escuchar a la gente y llegar sin prejuicios, porque uno puede haber escuchado una versión, pero la historia verdadera la vas a conocer allá.
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¿Qué lección te dejó haber realizado este proyecto periodístico?
Si alguna lección le queda a uno siempre es que hay que salir de las salas de redacción, aproximarse a los territorios y hablar con la gente, allí encontrarás muchas historias.
A veces, nos desenfocamos buscando las historias en los juzgados, en los tribunales o en los organismos de control, pero hay que ir a los territorios, para descubrir lo que realmente es lo que nos termina apasionando, que a su vez, es la razón por la que estamos en este oficio.
Lo que me pareció más interesante fue que yo ya había escuchado de esta historias en los juicios de Justicia y Paz. Ya habíamos contado todo eso y me había metido en todos los procesos, pero fue ahí cuando descubrí que una cosa es haber escuchado las audiencias, las confesiones, es decir, escuchar a los victimarios, y otra es ir a los territorios y hablar con la gente que vivió en carne propia este proceso de violencia.
Mira el reportaje “La lección de Angelina” acá:
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