Periodismo

Toribío: dos años en paz, pero sin luz por las noches

Toribío es uno de los municipios más afectados por el conflicto armado colombiano. Sania Salazar, periodista de Colombiacheck, como parte de una investigación para este medio de verificación del discurso público colombiano, fue al Cauca para realizar una investigación sobre el presente de este lugar. Salazar, asociada CdR, habla sobre el trabajo de reportería, el Fact-Checking, y el trato con las víctimas. 

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Toribío: dos años en paz, pero sin luz por las noches
Julio 07 de 2017

"Gracias a la negociación y firma del Acuerdo Final, hace dos años que la tranquilidad reina en este municipio caucano que fue azotado por el conflicto. La esperanza y el comercio crecen, así como los cultivos de marihuana en invernadero. Instantáneas de su nueva realidad", así inicia este reportaje, en el que el equipo de Colombiacheck, hace una radiografía del municipio. 

 

Ya Toribío completa cinco meses sin servicio de energía eléctrica por las noches, sin embargo, "ya se puede disfrutar tranquilamente de un helado en las bancas de la plaza. Pararse cerca de un policía ya no es convertirse automáticamente en blanco de las balas de las Farc. Los niños pueden jugar en las calles", la diferencia ya se nota, sin embargo las secuelas están allí, viven en las viejas y las nuevas generaciones. Y temen que otros tipos de violencias puedan empezar a surgir.

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Según Colombiacheck desde hace dos años ya no hay guerrilleros de sexto frente de las Farc, sin embargo, el problema de los cultivos ilícitos persiste: "Gabriel Paví es el gobernador del Cabildo indígena de Toribío. Cuenta que la gente está construyendo y mejorando sus casas en el pueblo pues ya no hay tomas que echen a perder el esfuerzo, pero teme que la paz sea pasajera, que no haya la inversión social y económica suficiente para que el pueblo progrese y que otros grupos armados ocupen el espacio dejado por las Farc o que milicianos se dediquen a la delincuencia". (Fragmento de la investigación) 

 

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Entrevistamos a Sania Salazar, periodista de Colombiacheck, sobre esta investigación:

Trabajando en un medio que hace chequeo de discurso público, ¿qué enfoque diferencial le pone a sus investigaciones de género narrativo? ¿cómo equilibra las cifras y los datos con lo narrativo y con el testimonio?

Los números y los datos no son opuestos a lo narrativo. Muchos de los más destacados cronistas, como Alberto Salcedo, en el caso colombiano, han dicho que una buena crónica no solo necesita estar muy bien escrita, sino que no es nada sin información dura. Los géneros narrativos también necesitan tener información corroborada. Un buen texto narrativo debe tener altos estándares estilísticos, cifras y datos correctos. El testimonio es fundamental, te muestra la verdadera magnitud, te acerca a la realidad ajena.

Ahora, eso no quiere decir que sea fácil. Unas historias se prestan más que otras, cada quien tiene su fórmula, en mi caso, siento que las historias me van mostrando el camino, me van mostrando dónde y cómo poner las cifras, los datos. Siento que me funciona fijarme mucho en cómo lo hacen otros. El libro El Hambre, de Martín Caparrós, es un muy buen ejemplo. Leila Guerriero lo hace muy bien.

¿Cuáles son los aspectos claves que tiene en cuenta en el momento que llega a un lugar como este a hacer reportería?

Me ha funcionado mucho hacer contactos con personas claves antes de viajar, sirve para identificar lugares, temas y fuentes. Observar con atención y reactivar la capacidad de asombro.

¿Cómo es la relación que establece con sus fuentes, especialmente si estas fuentes han sido víctimas de la guerra y están tan profundamente marcadas por esta? ¿cómo crea confianza?

Es esencial el respeto al dolor ajeno. También dejarle claro a la persona la clase de trabajo que uno quiere hacer. Me gusta, en lo posible, jugar con las reglas que me pongan, hacer la entrevista en el lugar y condiciones que la persona elija, que sea un ambiente en el que se sienta cómodo. Crear las condiciones para que sea más una charla que una entrevista. Escuchar con atención, con la calma necesaria, lo que la me están diciendo realmente me interesa. A veces las víctimas solo necesitan que las escuchen.

Viendo el vacío que existe en materia de documentación del conflicto en regiones como Toribío, ¿qué tanto fact-checking se puede hacer? ¿cómo se podría chequear un conflicto que no ha sido registrado?

Especialmente con este trabajo sentí que como periodista soy a veces un poco arrogante. Como en las grandes ciudades las instituciones suelen funcionar de una cierta manera, con información sistematizada, con cierto orden y bajo unas condiciones de seguridad mucho mejores, uno va al interior del país asumiendo que así funcionan las cosas en todas partes y resulta que la realidad es muy distinta. En Toribío entendí que la guerra misma ha impedido contabilizar la guerra.

Afortunadamente, ha habido académicos, investigadores y organizaciones que han hecho la valiente y juiciosa tarea de estudiar y tratar de medir la guerra. Ese trabajo ha sido fundamental para el ejercicio de verificación de datos del conflicto. La memoria colectiva es muy valiosa también. En Toribío hay personas que recuerdan año, mes, día hora y duración de los hechos. Es increíble cómo en conversaciones informales, entre vecinos, reconstruyen los hechos. Cada quien aporta los detalles que guarda su memoria.

El hecho de viajar a confrontar la información oficial con la realidad en el territorio, darse cuenta de que las cifras no necesariamente coinciden, o que no hay cifras es una manera de chequear. Ese ejercicio es valioso, hay que hacerlo.

Visita la investigación aquí.

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