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Tumaco: La ciudad de las puertas cerradas

Entre la incertidumbre y el miedo viven 73 excombatientes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Ariel Aldana en Tumaco, Nariño. La desesperación ante la negligencia en la implementación del Acuerdo de Paz llevó a 150 personas a abandonar los procesos de reincorporación. Esta investigación hace parte del proyecto ‘Los números del posconflicto’ una iniciativa de Consejo de Redacción y VerdadAbierta.com, en alianza con El Turbión, medio regional, y con el apoyo de la Open Society Foundation.

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Tumaco: La ciudad de las puertas cerradas
Febrero 13 de 2020

Los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) fueron creados como una transición de las llamadas Zonas Veredales. El 15 de agosto de 2017, se dio inicio a estos espacios para que exmiembros de las Farc hicieran actividades de reincorporación y generar nuevas oportunidades en la vida civil. Algo opuesto ocurre en La Variante, zona rural de Tumaco a donde llegaron el gobierno, entes internacionales y la empresa privada Luket SAS con la promesa de implementar el ETCR Ariel Aldana, pero en este territorio se siente cada vez más el abandono del Estado.

Según Ómar Vera, autor de ‘La ciudad de las puertas cerradas’ durante su reportería confirmó que “Eran más de 300 hombres y mujeres de las antiguas Farc quienes llegaron hasta este punto del Pacífico nariñense con Henry Castellanos Garzón, mejor conocido como ‘Romaña’, quien aseguró, en una especie de premonición, que: el temor más grande que tengo es que el Estado incumpla lo que pactamos en Cuba”. Para los afectados y sus familias este pacto se quedó en La Habana.

“Poco después, ‘Romaña’ se retiró de La Variante, denunciando que la Fuerza Pública no le ofreció unas mínimas garantías de seguridad luego de recibir repetidas amenazas y ante las acciones que los grupos armados de la zona planeaban en contra suya y de sus hombres”, Ómar Vera.

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 Integrantes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Ariel Aldana en Tumaco, Nariño. Fotografía de Andrés Gómez, publicada en el especial Los números del posconflicto.

A medida que pasaron los años desde la firma del Acuerdo de Paz, la ilusión de tener una vida distinta, lejos de la guerra se fue desvaneciendo. Hoy solo quedan 73 excombatientes en el ETCR Ariel Aldana, 50 hombres y 23 mujeres, datos de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). Además, se han visto perjudicados por el actuar de las disidencias, el paramilitarismo y el crimen organizado que rodea la región, causando la renuncia de muchos reinsertados que hasta su momento estuvieron comprometidos con la paz.

El silencio, el miedo y la desconfianza retumban en los excombatientes que siguen allí. “En 16 años como periodista de El Turbión, nunca había tenido una situación en el trabajo de campo donde nadie estuviera dispuesto a hablar, ni siquiera fuera de registro. Aunque intentamos contactar con la gente del partido FARC en Tumaco antes de ir, incluso recurriendo a sus instancias nacionales, no fue posible definir una manera para que ellos pudieran contar cómo había sido la historia del incumplimiento en las obras del ETCR”, dice Vera sobre el escenario que encontró en aquel retazo del Pacífico.  

Otro factor importante durante la reportería, fue la dificultad para comunicarse con los lugareños “Nuestro primer contacto fue con un grupo de personas que departía y jugaba cartas en un improvisado billar dentro del ETCR. Nos miraban con desconfianza y nadie nos habló, salvo un hombre que nos daba la espalda y ni siquiera se giró a vernos cuando nos presentamos. Sus palabras, dada su brevedad y contundencia, fueron las únicas que pude citar: ‘Las preguntas se las tienen que hacer a la gente de esas instituciones que tenían que poner esto a funcionar y no lo hicieron’. Este tono de frustración no hacía sino repetirse en las miradas y las actitudes de la gente con la que nos cruzábamos.” recuerda Ómar.

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La empresa privada saca su tajada 

En el reportaje, el periodista Vera muestra la realidad en la que viven los excombatientes junto a sus familias, y también, expone cómo el sector privado ha aprovechado las circunstancias para lucrarse. La empresa Luket SAS, dedicada a la construcción de obras de ingeniería civil, fue contratada para la adecuación y construcción de varias obras en los ETCR de diferentes departamentos por un contrato millonario. Hasta hoy las obras siguen inconclusas, sin multas por incumplimiento y hasta con adiciones presupuestales en el contrato. 

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Estado actual de las obras que hacen parte del ETCR Ariel Aldana de la vereda La Variante. Imágenes cortesía de Ómar Vera.

“La Presidencia de la República autorizó en cuatro ocasiones –el 30 de diciembre de 2016, el 27 de enero, el 9 y el 17 de marzo de 2017– reajustes en el contrato, cambios en las obligaciones, adiciones presupuestales y prórrogas que terminaron beneficiando a Luket SAS

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A pesar de los atropellos a los que se han tenido que enfrentar las personas que siguen en el ETCR Ariel Aldana aún persisten en el sueño de la paz. Los excombatientes y sus familias que integran a más de 65 niños y niñas, hoy trabajan por ese bien común, bien sea porque no ven otras alternativas o porque siguen queriendo demostrarle al país que pueden establecerse allí y hacer cumplir el sueño de paz que construyeron colectivamente. 

Entre sus proyectos, está la necesidad de impulsar las economías campesinas con la construcción de granjas de cerdos, galpones de gallinas, piscicultura de cachama y mojarra y cultivos de alimentos; estas actividades las han tenido que ejecutar con la uñas, puesto que hasta hoy no se les ha entregado los terrenos que les habían prometido. También le están apostado a la creación de espacios educativos para niños y jóvenes donde puedan adquirir nuevos conocimientos de acuerdo a las ofertas laborales. 

Recomendaciones desde un medio regional  

1- La primera regla es la discreción. Pese al cerrado apoyo de instituciones o grandes organizaciones. “Hemos entrado con mucho cuidado a los territorios de los que reportamos, haciendo un trabajo minucioso de preparación que incluye la evaluación de la situación del momento más propicio para hacer las labores de campo junto a las organizaciones locales con las que hemos tejido alianzas.” 

2- Solicitar respaldo de las organizaciones defensoras de la libertad de expresión. “Es de mucha utilidad el apoyo y monitoreo permanente de las organizaciones, en particular Reporteros Sin Fronteras y la Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper), pues han reaccionado oportunamente cuando hemos afrontado agresiones y ayudado a que salgamos ilesos de determinadas situaciones que nos han puesto en alto riesgo.”

3- Abandonar dos prejuicios a la hora de preparar un cubrimiento:

Primero, la de el super reportero invencible y a prueba de todo peligro, que es muy común entre quienes hacemos este tipo de trabajo de investigación en terreno y no nos permite ver las verdaderas dimensiones del riesgo ni con qué contamos para afrontarlo.

Segundo, la del sabiondo que reporta a lo lejos porque todo es muy peligroso, pues con ello no solo nos negamos a evaluar qué tipo de riesgo representa lo que queremos contar y las formas creativas que tenemos para eludirlo sino que terminamos renunciando a un conocimiento que solo da el trabajo de campo para confrontar los hechos cotidianos de la gente en los territorios con los datos que obtenemos al investigar.

Estas recomendaciones las brinda Omar Vera, periodista local que lleva 16 años ejerciendo la labor desde los territorios.

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Instalaciones del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Ariel Aldana. Imagen de Ómar Vera. 

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