Arte y resiliencia desde el Valle hasta las montañas de la capital
Saín Tabares llegó con su familia a Bogotá en 1980, víctimas del desplazamiento forzado ocurrido en el municipio de Caicedonia, Valle del Cauca. Hoy tiene 43 años y los últimos 25 los ha dedicado a liderar jóvenes de la localidad Ciudad Bolívar, un área de grandes montañas verdes rodeadas de pequeñas casas de colores en el sur de la capital colombiana.
Allí el estigma de la violencia está arraigado, pero Saín se esfuerza en iniciativas de transformación social que rescaten niños y jóvenes de las pandillas y otros fenómenos asociados a la violencia.
Autor:
Katherin Nieto
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Durante sus estudios secundarios, Saín decidió organizar un movimiento social y artístico. Hoy día sigue movilizando jóvenes a programas significativos y comunitarios, caminando con el lema “gracias al arte escapé de la violencia”.
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“Sanar desde el arte” es la frase que el líder comunitario ha adoptado a lo largo de su formación y liderazgo. Los jóvenes recurren a él con la esperanza de encontrar nuevas oportunidades laborales y nuevos espacios de construcción para contribuir con buenas acciones al cambio y transición de la localidad Ciudad Bolívar.
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La música desde muy niño ha perseguido sus pasos, las circunstancias de vida lo han fortalecido siendo inspiración para su vida artística. Hace ocho años Sain Tabares integra la Mesa de Música de su localidad, un grupo de ocho personas que tocan un género musical andino llamado Quillana, palabra quechua que traduce “desde lo alto”.
Sain los considera una familia, porque se apoyan y crecen juntos. En los ensayos lo dan todo, sobra actitud para tocar los instrumentos durante largas horas. El amor colectivo es el principal mecanismo para la resiliencia y evolución en el tejido social de este territorio.
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Su día cambia cuando llega la hora de tocar la Zampoña (instrumento de viento de la música andina), se siente en calma con los sonidos evocativos, que expresan esos ritmos culturales que lo conectan con sus ancestros, que lo excluyen por un momento de la realidad, de la injusticia y de las necesidades que carecen en su localidad.
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Para escapar de la cotidianidad Sain trabaja para la huerta comunitaria “Ayra del sur”, involucrando a niños en la guía y aprendizaje de los cultivos para el sostenimiento. Así ayuda a que los pequeños hagan parte de estas dinámicas y que sus tiempos libres no se vean perjudicados en otros ámbitos.
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Sin embargo, la huerta se ha visto agredida por la misma ciudadanía: irrumpen en la propiedad dejando materiales de desechos al aire libre. Esto genera un retroceso a las funciones de Saín.
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Después del desplazamiento al que él y su familias se vieron sometidos, las cosas cambiaron. La economía y el empezar de nuevo obligaron a la familia Tabares a seguir adelante, reforzar la unión como hogar y ejercer la figura paterna tras el fallecimiento de su padre, en medio de todo el amor prima en ellos y es el reflejo a la hora de trabajar con la comunidad.
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El infortunio de su pasado dejó huella en el corazón de Saín, que guarda cada fotografía como un recuerdo de su padre José Nolberto Tabares, quien fue asesinado recién llegados a Bogotá. La música fue la herencia que él le dejó, pues Sain creció en medio de guitarras, cantos y serenatas. Tras la muerte de José Nolberto, el dolor de su ausencia ha llegado a convertirse en un patrón de construcción para otros.
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Saín quiere dejar un legado para las futuras generaciones de la localidad de Ciudad Bolívar. Él se enfoca en generar un ciclo dinámico de oportunidades para niños, niñas y jóvenes, que contribuya a derribar el enigma de violencia que tiene este territorio y a recuperar el espacio de muchos niños, niñas y jóvenes que están creciendo en la localidad de Ciudad Bolívar. También les acompaña para que no participen en actos delictivos y les informa sobre la objeción de conciencia, para evitar que sean reclutados para el servicio militar.
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Con un panorama frío y la imagen de la virgen iluminando la incertidumbre de sus pasos, Saín se aferra al cambio, logrando hacer procesos significativos de transformación social, artísticos y culturales como una luz para muchos jóvenes que no encuentran oportunidades en la ciudad.
Sobre la autora:
Katherin Nieto
Comunicadora social y fotógrafa documental colombiana. Nació en el municipio de Caldas, Antioquia, y reside actualmente en Bogotá el Distrito Capital.
Trabajó como productora de televisión y como realizadora audiovisual en un canal de noticias y ahora se dedica a retratar vivencias, fenómenos sociales y culturales de su entorno teniendo en cuenta el impacto narrativo y la estética.
Ha hecho parte de proyectos con Naciones Unidas (PNUD) y Radio Nacional y su trabajo ha sido publicado en VOGUE ITALIA, SEMANA RURAL, FOTÓGRAFAS LATAM y Natgeo.la.
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