“Retomar las armas no es el camino”: el relato de una excombatiente que huyó de la violencia política
Bajo las banderas de la Unión Patriótica, María Lucelly Urbano Escobar fue elegida como concejal suplente en el municipio de Miranda (Cauca) en 1988. Pero no pudo ejercer su cargo debido a las amenazas contra ella, su familia y amigos, así que se integró a las Farc para salvar su vida y la de sus seres queridos. Actualmente, es una promotora de la paz en el suroccidente colombiano.
Autor:
Andrés Alejandro Córdoba
Mireya Andrade fue uno de los nombres de guerra que usó María Lucelly Urbano Escobar durante los 27 años que integró las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), hoy en día desmovilizadas. A finales de 1980 tuvo que vincularse a este grupo guerrillero debido a la agudización de la violencia política que se vivía en Colombia contra los miembros y simpatizantes de la Unión Patriótica. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, tan solo para esa época el número de víctimas llegó a 1690.
Pero antes de su integración a las Farc, Lucelly era una joven que ayudaba al cuidado de sus hermanos menores, soñaba con ser piloto de avión, se interesaba por los problemas de la comunidad y luchaba contra las irregularidades que se generaban en el colegio al que pertenecía. Acciones que sumaron para que se convirtiera en una joven referente del municipio de Miranda, Cauca, y para que el partido de la Unión Patriótica viera en ella una lideresa política exitosa.
En este pódcast se narra la historia de esta mujer que ha vivido el espiral de la paz, la política y los fusiles en Colombia.
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